domingo

la noche en que fui eterna...

La noche en que fui eterna
prendió a mi ombligo el mundo.
Centro y eje para el cosmos,
dolor de vórtice universal
me acompañó un momento,
un segundo no más, para tragarse
en una inspiración la realidad,
las realidades,
el día de hoy y el de antes de ayer,
centrifugados.
Y he aquí que la conciencia,
como una aspiradora en las antípodas,
succionaba el aire, engullía el tiempo
al dejarme sola,
en aquella oscuridad y de rodillas,
con las palmas de las manos
y la vida
corriendo pierna arriba en contraplano.
La noche en que fui eterna
fui agua primigenia,
fui materia,
origen y animal,
carne en injerto.
Porque en penumbra acuática, abisal,
de un fondo ajeno,
el mundo entero fue mi vientre,
mi pupila,
mi destino,
y sólo yo.

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