domingo

amanezco azul oscuro...

Amanezco azul oscuro en esta ciudad
que no es la nuestra.
El día no es igual.
No me rescata desde mis párpados
blando y limpio el amanecer.
Más bien me hiere su sonido hondo,
me hiere la mañana y la ciudad bella,
belleza extraña, belleza de uno.
Ya no despierto azul y blanca.
Ya no me llama rojo mudéjar
y albo de sol el día.
Ya no me arranca del sueño el alma
(qué blanca y suave llegaba la conciencia entonces).
Se marcha el día de amanecida dulce.
Se marchan vida y sueño
al abrir los ojos,
al abrir este horizonte tan dormido.
Amenaza la mañana a las siete y diez.
Amanecían las siete y diez como agua brotando.
Un día nuevo que concurre
a esta amnesia decidida,
para no sentir el no sentir,
para despertarse nada más lo suficiente,
para desandar las horas y volver al sueño.

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