domingo

como tu piel no me frecuenta...

Como tu piel no me frecuenta,
esta mi epidermis se repliega,
camino adentro,
donde nunca me habitaste.
A un recinto de mí que desconoces,
se arrastra y,
por debajo de la puerta,
llega a un rincón de carne no besable,
cesura inmensa y muda de mis versos.
Qué dolor.
Qué vulnerable ahora que me vuelvo del revés.
Ahora que emerge débil la entraña herida.
Ahora que se entrega entumecido
el pulmón al aire,
tendido a secar al sol de las horas tristes,
las tardes vanas,
del día en que tu piel no me frecuenta.

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